miércoles, 22 de julio de 2009

Camarada Natalia Estemírova


No, no voy a hablar de ninguna artillera antiaérea soviética de Staligrado, aunque podría hacerlo otro día, Natalia es, o mejor dicho era hasta que le la secuestraron y asesinaron una guerrera, eso sin duda, sus armas eran su pluma y su talento, unidas a una voluntad férrea de denuncia de la injusticia y a unos, porqué no decirlo, unos cojones importantes (ovarios de titanio reforzado tambien valdría).

Y es que para ser periodista en Rusia, y meterte a investigar las barbaridades que han perpetrado los hijos de Putin en Chechenia, no basta con ser valiente, hay que tener muy clarito que en cualquier momento te pueden reventar dos tiros en la nuca, cortesía del FSB o encontrarte Polonio 210 en el cola-cao.

Me da la sensación, después de haber leído un artículo suyo de 2007 en inglés sobre la muerte de otra periodista: Anna Politkovskaya, de que la idea de sufrir algo así no le debía resultar extraña, lo que me parece vergonzoso es que los sufridores de Putin, o sea, el noble Pueblo Ruso que una vez hace 92 años se lió la manta a la cabeza y cambió la historia del mundo (Con inmensurables atrocidades propiciadas por sus dirigentes sobre el propio pueblo después, como viene siendo habitual...), se trague que en menos de dos años puedan morir dos periodistas que critican abiertamente los abusos en Chechenia y no les suene raro. Y todo para reventar una ONG de derechos humanos y memoria histórica de la que era fundadora y que ha salido en pleno zumbando de Chechenia antes de que les den boleto.


Ejemplos como estos nos demuestran la obligación moral de expresar las injusticias que puedan cometer nuestros dirigentes, nosotros que tenemos la suerte de poder hacerlo. Sobre todo porque el FSB da algo de miedo, al fin y al cabo son los herederos de la KGB, pero por suerte aquí en el Cesid prefieren irse a pescar a obedecer a políticos paranoicos narcisistas que de eso si tenemos, razón más abajo.

Natalia llevaba por su sangre ese gen que te impide callarte ante los abusos,y que algún día aislarán los científicos, gen que compartía con aquellas personas que hartas de injusticias tomarón el palacio de invierno.