domingo, 14 de marzo de 2010

Largo domingo de regreso

Llevaba mucho tiempo sin visitar el último escondrijo, y al girar el pomo y abrir la puerta, una pequeña nube de polvo se levantó alrededor de sus botas, dándoles la bienvenida; y sobre el viejo sillón de piel gastada crujían nerviosas las páginas de un periódico de hacía varios meses en el que, en una arrugada Roman Paladino, todavía podían leerse estas palabras: Ministro Corbacho: Nunca llegaremos a los cuatro millones de parados. En ese momento, el habitante del último escondrijo recordó de golpe el motivo de su ausencia. Había salido a por munición. Y comenzó a cargar su vetusta escopeta de palabras, mientras sonaba esta canción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deseando leer esos cartuchazos.

Un abrazo.