Probablemente, y lanzo este aviso a todas las personas o parejas que busquen donantes de semen, Tordesillas sea lo que viene siendo el Congo para las compañias de móviles, quiero decir, un filón de un material de incalculable valor: la testiculina de Tordesillas. Y es que machos como los de Tordesillas, capaces a cientos y armados de acabar con un Toro, son de seguro, los portadores de la más rica configuración génetica que pueda mostrarse, aptos para engendrar futuros genios del arte, de la informática o la arquitectura.
Por lo que a mí respecta yo veo a dos especies animales, una atancando en manada a un animal solo y sin que medien el acto necesidades naturales, como comer o sobrevivir, y a otra sola intentando vender cara su vida para poder pastar y tener vaquitas o toritos y morise de viejo. Ni las ratas se ponen a ese nivel.
Será por eso que me cuesta entender, sinceramente, donde cojones ven esos imbéciles la hombría en linchar a lanzazos en hordas a un animal que huye aterrorizado, y cuesta porque detrás de ese acto, cualquier persona con solo dos dedos de frente solo ve cobardía, pobredumbre y miseria. Cualquiera. Incluso los toreros.Y estoy seguro de que muchos de los habitantes de Tordesillas que han salido graznando a los que iban a inmortalizar el acto heróico, lo hacían por que en el fondo sienten vergüenza de lo que tienen que hacer para sostener con cierta credibilidad su heterosexualidad en la o las tabernas de su pueblo. Y no me extraña.
Por otro lado al alcalde de Tordesillas tengo una propuesta que hacerle que no podrá rechazar, y que aunque quizá incremente los gastos de la fiesta, la publicidad aumentaría exponencialmente. Consiste en poner al valiente guerrero que le ha dado el último de los doscientos lanzazos al toro y que salía en la tele como si fuera el hermano anencefálico de Gengis Kan, encerrado con su lanza y veinte toros tipo king size para que tenga la oportunidad de mostrar toda su valentía o la de aprender que significa la palabra indefenso.
Por lo que a mí respecta yo veo a dos especies animales, una atancando en manada a un animal solo y sin que medien el acto necesidades naturales, como comer o sobrevivir, y a otra sola intentando vender cara su vida para poder pastar y tener vaquitas o toritos y morise de viejo. Ni las ratas se ponen a ese nivel.
Será por eso que me cuesta entender, sinceramente, donde cojones ven esos imbéciles la hombría en linchar a lanzazos en hordas a un animal que huye aterrorizado, y cuesta porque detrás de ese acto, cualquier persona con solo dos dedos de frente solo ve cobardía, pobredumbre y miseria. Cualquiera. Incluso los toreros.Y estoy seguro de que muchos de los habitantes de Tordesillas que han salido graznando a los que iban a inmortalizar el acto heróico, lo hacían por que en el fondo sienten vergüenza de lo que tienen que hacer para sostener con cierta credibilidad su heterosexualidad en la o las tabernas de su pueblo. Y no me extraña.
Por otro lado al alcalde de Tordesillas tengo una propuesta que hacerle que no podrá rechazar, y que aunque quizá incremente los gastos de la fiesta, la publicidad aumentaría exponencialmente. Consiste en poner al valiente guerrero que le ha dado el último de los doscientos lanzazos al toro y que salía en la tele como si fuera el hermano anencefálico de Gengis Kan, encerrado con su lanza y veinte toros tipo king size para que tenga la oportunidad de mostrar toda su valentía o la de aprender que significa la palabra indefenso.
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